Las antiguas generaciones aprovechaban la topografía para resguardar sus embarcaciones. Así, algunas calas y ensenadas menos expuestas al oleaje y al viento se han convertido en puertos protegidos. A veces, un dique o rompeolas se extiende sobre las rocas. En algunos lugares se ha instalado un cabrestante para aliviar los brazos que tenían que arrastrar los barcos a tierra en invierno o con tiempo tormentoso.
Los puertos protegidos suelen ser lugares encantadores. Para llegar a sus amarres, los propietarios de las embarcaciones utilizan sus embarcaciones auxiliares, que suelen estar guardadas en la grada.
Los usuarios sonantiguos pescadores reconvertidos a la náutica, o simplemente amantes del mar a los que les gusta salir a echar unas cuantas trampas mar adentro.


















