Abejaruco europeo Frente a la urbanización, los espacios naturales intactos son cada vez más raros y valiosos.
Entre Penmarc’h y Audierne, 40 km de playas y estanques se entremezclan para formar un ecosistema único, donde la duna, la playa de guijarros y los depósitos naturales de agua tienen una importancia subestimada. La bahía de Audierne alberga también los mayores estanques naturales de Finisterre: Kergalan y Trunvel, que juntos ocupan una superficie de unos 1,7 km².
La alternancia de ambientes secos y húmedos favorece la biodiversidad. La fauna y la flora se benefician de ello, incluida una gran comunidad de viajeros alados.
Entre las aves migratorias destacan el chorlitejo dorado, que descansa en las dunas de octubre a febrero antes de regresar a la Antártida, el charrán, cuyo característico reclamo resuena en primavera, y el abejaruco europeo, de plumaje excepcional. Por último, la grajilla cuellilarga, famosa por su fragilidad, anida en primavera en lo alto de la playa. Sus huevos se confunden con la arena y los guijarros.



















