Capilla de la Alegría - Penmarc'h No hay que olvidar que, antes de convertirse al cristianismo, Bretaña estuvo mucho tiempo bajo la influencia de cultos celtas y paganos. Pero basta con contar los calvarios y las innumerables capillas que jalonan las carreteras para darse cuenta de que el cristianismo, al fin y al cabo, ha dejado una profunda huella en el paisaje.
Nuestros edificios religiosos presentan algunas características locales: los santos y figuras protectoras que aquí se veneran están a menudo relacionados con el mundo marítimo, y las maquetas de barcos utilizadas como exvotos recuerdan que, aquí, el mar era fuente de esperanza y de temor para las gentes de la época.
Enfrente, la capilla de Notre-Dame de la Joie, en Penmarc’h. Su nombre es una muestra de gratitud a la Virgen que protegió a los náufragos supervivientes. Un muro la protege de los embates del océano, pero hay que reconstruirlo cada 30 años.


















